viernes, 8 de abril de 2011

Historia de la generación espontánea

Desde la época de Aristóteles, en el siglo IV antes de nuestra era, pasando por la Edad Media y hasta el siglo XIX, las personas educadas, incluso los que hoy llamaríamos científicos, estaban convencidas de que los gusanos y los insectos provenían del polvo, los roedores nacían de granos húmedos y los pulgones de las plantas surgían del rocío. Esta idea de que los seres vivos pueden originarse de objetos sin vida,  la generación espontánea, fue muy difícil de contradecir ya que la experiencia demostraba  al menos aparentemente , que insectos u otros organismos aparecían en el barro o en la comida en descomposición.
El microscopio, invento del siglo XVII, reforzó la creencia en la teoría de generación espontánea, ya que reveló un mundo de organismos desconocidos.¿Acaso no provienen del agua o del aire?
Se encontraron nuevos argumentos a favor de la generación espontánea de organismos simples. Conocidas eran las recetas que circulaban en esa época para fabricar ratones: alcanzaba con poner ropa sucia y cáscaras de trigo para que a lo largo de 21 días aparecieran ratones. Algunos llegaron incluso a sostener que, bajo condiciones controladas, se podía crear un hombre a partir de un cadáver.
Pocos, en cambio, especularon en la dirección que hoy se acepta científicamente. Uno de ellos fue Antoni van Leeuwenhoek, un comerciante holandés autodidacta y aficionado a los microscopios. El fue uno de los primeros en sostener, en 1683, que moscas, hormigas y otros insectos no emergían del polvo, sino de pequeños huevos que se transformaban en larvas.

Antoni van Leeuwenhoek

Redi y los primeros experimentos. 

En 1668 Francesco Redi, un físico, naturalista y poeta italiano, realizó un par de experimentos con los que demostró que los insectos nacían de larvas.

Influenciado por Galileo Galilei, quien sostenía que se podía conocer el mundo a través del uso de los sentidos, aplicó un método experimental para poner a prueba sus ideas, con lo que se convirtió en uno de los primeros biólogos experimentales.

Redi sostenía que los gusanos nacían de huevos despositados por moscas. Para comprobar su idea colocó pedazos de carne en frascos de boca ancha y dejó unos abiertos y otros herméticamente cerrados. A los pocos días encontró gusanos en los frascos abiertos, pero no en los cerrados. ¿Probaba esto que la carne por sí sola no generaba gusanos? Los que pensaban que podía generarlos de manera espontánea, (espontaneístas) criticaron la experiencia y plantearon que la falta de aire en los frascos cerrados impedía que los gusanos vivieran. Redi repitió los experimentos, pero esta vez cerró unos frascos con gasa fina. Como en estos tampoco aparecieron gusanos, concluyó que ello se debía a que las moscas no podían entrar y depositar huevos.





Sin embargo, cien años después de las observaciones de Leeuweenhoek y los experimentos de Redi, las ideas sobre el origen de los organismos más sencillos seguían divididas. Había quienes aún creían en el origen espontáneo de la vida.
Uno de ellos era el jesuita inglés John Needham (1713-1781), según quien alcanzaba con poner sustancias en descomposición en un lugar cálido para que aparecieran “bestias vivas” producidas por una “fuerza vital”.


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1 comentario:

  1. gracias por la infografía! con tu permiso voy a usarla en una clase dominical para los niños de mi iglesia :)

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